Celebraron a San Antonio de Padua en Villa Nueva
Hubo misa en la Capilla San Antonio y procesión por el barrio. También se colocó una imagen del Santo en la rotonda ubicada entre las calles Marcos Juárez, Namuncurá, Modesto Moreno y López y Planes.
El temporal afectó a dos familias en el barrio Jardines del Hípico, en el sector noroeste de la ciudad. En las viviendas también ingresó agua.
Una mujer, anoche, estaba en la Terminal de Villa María. Había alcanzado a una amiga que viajaba. Sabía que la tormenta estaba cerca y trató de volver lo más rápido que pudo al dúplex que alquila en el barrio Jardines del Hípico, al noroeste de la ciudad. Sin embargo, en el camino, la tormenta la alcanzó: la lluvia, el granizo y el viento, las ráfagas de viento que le movían la moto, que la movían a ella. Pero llegó, pudo. Eran las diez de la noche y faltaba poco para que se corte la luz, para que el viento le desprenda las chapas del techo de la casa, para que empiece a entrar agua.
Ahora, que son la una de la tarde de este domingo limpio y fresco, puro sol, esta mujer está parada en la puerta de su casa.
Ella se acuerda de esto: que estaban adentro, que se cortó la luz, que sintieron un ruido y escucharon los gritos de los vecinos: no se dieron cuenta de inmediato que el ruido era el techo desprendiéndose, las chapas volándose, arrastrándose después por las calles de tierras hasta quedar sobre las vías por donde no pudo pasar el tren. Unas horas después llegaron policías. Personal de EPEC, que estaba previsto vaya, no llegó. Mientras, ella intentaba ver algo, pero apenas se veía. Mientras, el agua caía dentro. Mientras, colocó algunas ollas.
—Se me mojaron todos los apuntes —cuenta.
Ella es estudiantes de la carrera Martillero Público en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y, además, vende pulseritas. Había hecho impresiones de tarjetas para venderlas y eso tampoco sirve más.
—Fue mucho trabajo —dice.
Una tapia divide su dúplex del otro, donde alquila otra mujer, con su marido, que va a llegar en un rato. Ella está con un trapo secando un ropero de madera.
—Es lo que pudimos salvar —dice ella.
Acá, en el comedor, donde ella barre, está la mesa con algo de ropa, algunas frutas, el termo y el mate. Hay una mesa de luz en un rincón, algunas sillas, una bicicleta y varias cajas, varias bolsas, varias cosas tapadas por bolsas.
—Nos vamos a mudar —sigue diciendo, dice incluso que el dueño de estos dúplex no las ha ayudado y recuerda la lluvia y el viento del 31 de diciembre de 2024, cuando la pasaron similar, aunque no se voló el techo.
Ella, como la primera mujer, se acuerda de esto: del llanto de los perros y del agua, de la cantidad de agua. Se acuerda que la sorprendió encontrar medias, en cajones, todas húmedas. Se acuerda que pidió ayuda y que amigos la ayudaron. Recién se acostó a dormir, unas cuatro horas, a eso de las cuatro de la mañana. Se acuerda que anoche y hoy, temprano, la visitó gente del municipio.
—Me ofrecieron las garantías para que podamos alquilar. Pero hay que ver qué podemos conseguir. Acá hay una casa que sale 650 mil. Trabajás para alquilar, no se puede —dice.
Y barre. Sigue barriendo.
Hubo misa en la Capilla San Antonio y procesión por el barrio. También se colocó una imagen del Santo en la rotonda ubicada entre las calles Marcos Juárez, Namuncurá, Modesto Moreno y López y Planes.
El objetivo es que se asegure un piso básico de recursos económicos para las casas de altos estudios de gestión estatal sin recurrir a nuevos impuestos ni comprometer el equilibrio fiscal del país.
Será este domingo, desde las 12, en Plaza Capitán de Los Andes. Habrá, entre otras propuestas, shows en vivo, patios de comida y food trucks.