Celebraron a San Antonio de Padua en Villa Nueva
Hubo misa en la Capilla San Antonio y procesión por el barrio. También se colocó una imagen del Santo en la rotonda ubicada entre las calles Marcos Juárez, Namuncurá, Modesto Moreno y López y Planes.
En 2025, la gestión local tomó la decisión y no la informó. Tampoco hay datos sobre la cantidad de niños que se quedaron fuera del sistema.
Algunos padres, algunas madres, se enteraron así: en noviembre de 2024, la Municipalidad de Villa María informó que podían anotar a sus hijos, a sus hijas, en los Centros de Promoción Familiar (CPF). Lo informaron así: «Del 15 de noviembre al 15 de diciembre podés inscribir a niñas y niños de entre 45 días y 2 años».
Así —en silencio, sin decirlo— estaban informando, también y sobre todo, que habían cerrado las salas de tres años de esos centros —que en 2024 tenían casi sesenta salas en total que daban trabajo a unas 200 mujeres— donde hay cuatro ejes de trabajo: pedagogía, salud y nutrición, proyectos socio-comunitarios y Educación Sexual Integral (ESI). Donde, incluso, los chicos comen.
Hubo, entonces, un corte: una interrupción del trayecto educativo.
Esta Municipalidad, que integra la Red de Municipios Unidos por la Niñez y Adolescencia (MUNA), es la que el lunes 7 de abril de 2025 envió un parte de prensa —titulado «Villa María fue reconocida por su compromiso con la infancia y la adolescencia»— en el que habla del reconocimiento recibido por parte de UNICEF Argentina y la Defensoría de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Provincia de Córdoba, y en el que dice que una de sus líneas de acción consiste implementar estrategias integrales en la primera infancia y asegurarle a los chicos «de 0 a 6 años condiciones adecuadas para el ejercicio pleno de sus derechos, con énfasis en los sectores más vulnerables».
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Es cierto que el municipio puede priorizar las salas de 45 días a dos años y que, de hecho, lo hizo. Es cierto que el municipio no tiene la obligación de tener salas de tres municipales.
Es cierto, también, que las de tres de los jardines maternales podrían haber permanecido porque, de hecho, existían a pesar de lo que dice la ley.
La ley es la de Educación de la provincia de Córdoba, la 9.870: se sancionó en 2010 y se publicó en el Boletín Provincial unos días después, en enero del 2011. El texto habla de la «primera unidad pedagógica»: la educación inicial, que es para los chicos que tienen entre 45 días y cinco años. Aclara que es obligatoria a partir de los cuatro, pero aclara también tiende a «universalizar» las salas de tres en «zonas de vulnerabilidad social» hasta que se alcance el cien por ciento de cobertura.
Y sigue aclarando: dice que los jardines maternales —municipales— son para los chicos de 45 días a dos años y que los jardines de infantes, de los tres a los cinco años.
Existe este dato: entre 2021 y 2023 nacieron, según el Registro Civil, unos 3700 chicos en la ciudad. Lo que se sabía en 2023 es que, de esa cantidad, 1400 asistían a los centros. Esta política pública municipal tenía sentido: había tocado casi al 40 por ciento de los nacidos.
Entonces:
no hay una razón para explicar el cierre —excepto la que quiera dar el municipio y que parece consistir en que la provincia se tiene que hacer cargo—.
Parece porque Adela Guirardelli, secretaria de Educación de Villa María, no atendió los llamados ni respondió los mensajes.
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Los centros, que la mayoría llama jardines maternales —municipales—, son catorce.
Solo el «Ramón J. Cárcano», en barrio Nicolás Avellaneda, es para chicos que tienen entre seis y doce y necesitan apoyo escolar para la escuela primaria.
En los otros trece había salas de tres y a esas salas fueron, durante el año pasado —según informó el responsable de prensa del municipio— 346 chicos, chicas, hijos, hijas de familias que viven en una punta y en otra de la ciudad, acá y allá, que podían acomodarse, que podían decidir y decir bueno, lo mando o la mando a la sala de tres del jardín maternal
«Marcelo J. Suppo», en el Botta
«Los conejitos traviesos», en Las Acacias
«Las ardillitas», en el Roque Sáenz Peña
«Las ranitas saltarinas», en el San Martín
«Roxana Güizzo», en el Evita
«María Elena Walsh», en el Ramón Carrillo
«Doctor Arturo Illia», en el Bello Horizonte
«María Ida Álvarez», en La Calera
«Ana María Solís», en Los Olmos
«Norma Tais de Arpón», en el San Nicolás
«Amadeo Sabattini», en el centro
«Bichito de luz», en Las Playas
«Santa María Micaela», en el Carlos Pellegrini.
En estos jardines, una docente —en febrero de este año— cobraba 400 mil, una auxiliar 358 mil, una auxiliar general 330 mil y una cocinera 340 mil. Eso cobraba el personal, que trabaja de lunes a viernes, seis horas —y a veces más— por día.
Esto paga el gobierno que en el resumen semanal de la segunda semana de abril, publicado en Instagram, dijo que el intendente Eduardo Accastello —en el marco de entrega de becas— está «convencido que la educación genera ascenso social».
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Si no se hubieran cerrado las salas de tres municipales, en Villa María, pronto, tal vez, el acceso sería universal: podría alcanzar el cien por ciento, a todos, como dice la ley. Porque además de las salas de tres que cerró el municipio, existen las de tres de los jardines provinciales —algunos cuentan con servicio de Paicor y otros no—. En Villa María, los jardines públicos con salas de tres son dieciséis y se llaman
«Agustín Álvarez», en el Parque Norte
«José Mármol», en el Güemes
«Dr. Dalmacio V. Sarsfield», en el Roque Sáenz Peña
«Juan Carlos Mulinetti», en el Roque Sáenz Peña
«Justo José de Urquiza », en el Mariano Moreno
«República del Paraguay/Anexo», en zona rural (sobre ruta 158)
«Florentino Ameghino», en el Ameghino
«Juana Manso», en el Botta
«Gral. San Martín», en el Rivadavia
«Arturo M. Bas», en Las Playas
«Ángel A. Veronese», también en zona rural (Monte de Los Lazos)
«José M. Estrada», en el Bello Horizonte
«Bernardino Rivadavia», en el San Justo
«Dr. Nicolás Avellaneda», en el homónimo
«Edith Vera», en el Malvinas Argentinas.
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La matrícula en las salas de tres de los jardines provinciales durante 2023 fue de 324 estudiantes. En 2024, de 309.
Si en las de tres municipales hubo 346 el año pasado, se supone que ahora, en 2025, la mayoría —por lo menos— debería haberse pasado a los provinciales, donde debería haber —si es posible hacer una proyección— unos 600. Y no: la matrícula es de 464 chicos en las salas de tres de los dieciséis jardines provinciales.
El aumento en la matrícula —en promedio de 300 a 450 chicos— no significó más docentes: se mantuvo la planta funcional. Adriana Mellano es la inspectora de Nivel Inicial en Villa María y ella dijo que, como había salas disponibles —porque en algunos casos las de tres tenían poca matrícula— se reorganizaron los grupos. Se crearon, por ejemplo, salas múltiples. Y dijo que solo en un jardín, una sala de cuatro que tenía pocos chicos, se transformó en una de tres.
Es evidente que, ante el cierre, hay madres y padres que pasaron a sus hijos a los jardines provinciales. Lo que no se sabe es lo que importa: cuántos chicos de tres años se quedaron fuera del sistema. Mariela Pajón, directora de Educación Inicial, confirmó que no se hizo un seguimiento. Lo que no se sabe es cuál fue el impacto, los efectos, las consecuencias en esta ciudad gobernada por una gestión que comunicó que fue reconocida por «su compromiso con la infancia».
Lo que se puede decir es que existen jardines privados donde una matrícula cuesta 130 mil pesos y hay que pagarla en efectivo, con billete. Lo que se puede decir es que dejar a un hijo cuatro horas sale 95 mil por mes, cinco horas 113 mil, seis horas 132 mil, siete horas 154 mil y ocho horas 173 mil.
Lo que se puede decir —y recordar— es que los jardines maternales, municipales, son —están pensados creados destinados— para las familias que no tienen ciento y tanto mil para pagar una matrícula y una cuota dos tres cuatro cinco tantas cuotas.
Lo que se puede seguir diciendo es que se cerraron las salas de tres en silencio, sin informarlo, sin explicar.
Una vez más, no nombraron lo que pasó para que pase desapercibido.
No nombraron porque así parece que no ha pasado.
Y lo hicieron otra vez: una más.
Hubo misa en la Capilla San Antonio y procesión por el barrio. También se colocó una imagen del Santo en la rotonda ubicada entre las calles Marcos Juárez, Namuncurá, Modesto Moreno y López y Planes.
El objetivo es que se asegure un piso básico de recursos económicos para las casas de altos estudios de gestión estatal sin recurrir a nuevos impuestos ni comprometer el equilibrio fiscal del país.
Será este domingo, desde las 12, en Plaza Capitán de Los Andes. Habrá, entre otras propuestas, shows en vivo, patios de comida y food trucks.