La Municipalidad quitó ambos árboles, nativos y protegidos por la ordenanza 7.125. Además, son fundamentales para conservar los bancos de arena.
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El domingo fue noticia que la Municipalidad arrancó un histórico sauce de la playita del barrio Santa Ana, sin aviso ni explicación alguna. El martes se conoció que otro sauce, ubicado a unos metros, también fue quitado.
Tal como se puede observar en las imágenes satelitales, ambos árboles —que por cierto son nativos y están protegidos por la ordenanza 7.125— cumplían un rol fundamental para resguardar a los bancos de arena de la erosión del agua, por eso a pesar de los cambios de forma esta playa sobrevivió a las crecidas.
“Ese banco de arena no es solo un espacio de recreación: es un marcador natural del proceso hidrológico del Ctalamochita, moldeado por caudales, vegetación y tiempo. El árbol no solo estabiliza el suelo: sostiene biodiversidad, regula el microclima y conecta el río con su entorno. Su desaparición inicia un proceso de erosión que, aunque aún no visible, será inevitable”, escribió en sus redes sociales el hidrogéologo y ex secretario de Ambiente de Villa María, Germán Tissera.
“La pérdida no es solo ecológica. Es social. Es cultural. Es romper el vínculo entre el río y quienes lo habitan. Y es también una señal de que nuestras ciudades están lejos de ser sostenibles si no respetan los ritmos de la naturaleza”, reflexionó el ex funcionario.
Quizás lo más insólito es la excusa esgrimida desde la Municipalidad. Si bien ante la consulta de quien escribe no hubo respuestas, este miércoles El Diario del Centro del País publicó que el argumento municipal era que los árboles se quitaron para construir “una playa inclusiva con acceso para la gente en silla de ruedas”.
Pues quien escribe estuvo allí y pudo comprobar un amplio perímetro cercado donde se está construyendo la rampa en cuestión. Ninguno de los dos sauces se encontraba dentro de este perímetro sino por fuera de él, e incluso uno de ellos a más de 10 metros de distancia. Para nada se interponían en el camino de la inclusividad.
Además, a partir de lo explicado por Tissera, luego de las fuertes crecidas que se esperan para el verano podría no haber playa ni banco de arena para que la gente con o sin sillas de ruedas baje.
Este no es el único punto de la costanera donde se sacaron árboles. Hace ya varios meses se quitaron algunos en la bajada de la calle Mendoza, y más recientemente lo mismo ocurrió entre el Anfiteatro y el Sport. Nuevamente, ante la consulta, no hubo explicaciones al respecto de parte del funcionario municipal encargado del área de Servicios Urbanos.
Aunque todas estas pérdidas serán compensadas con la plantación de nuevos ejemplares, según anunció el Municipio, es obvio que estos últimos tardarán décadas en aportar la sombra y oxigenación de todo árbol adulto y en buenas condiciones que se quite, en estos casos sin motivo aparente.
¿Qué sigue?
El reciente anuncio de una mega obra valuada en 2.200 millones de pesos para intervenir la Costanera levantó preocupación entre especialistas y vecinos por igual.
Este proyecto, anunciado como “necesario para las dos ciudades” en el mismo medio de comunicación mencionado unos párrafos atrás, ya cuenta con seis empresas que se presentaron a licitación, todo sin una audiencia pública ni un estudio de impacto ambiental que haya sido puesto a disposición de la sociedad.
La obra sería financiada por la Provincia e incluye por un lado usar partes del viejo y roto puente Vélez Sarsfield para colocar miradores en la zona conocida como “el bajo” y reparar la ribera villanovense de en frente.
Pero también se menciona la intervención de aproximadamente 2 kilómetros de costanera, entre Puerto Madero y el Anfiteatro, con el fin de “evitar inundaciones”. Para eso se construiría un albardón (¿de dos kilómetros?) que también funcionaría como “zona de paseo”, y “en los puntos de acometida de drenaje urbano se instalarían estructuras con badenes y compuertas”, similar a lo existente en el barrio Vista Verde antes de llegar al Arenero.
No hace falta ser un experto para deducir que, si el agua sube y se encuentra con paredes para ser contenida, irá para otro lado e inundará lugares que antes no se inundaban.
Lo que lleva a deducir que, para evitar esto último, la obra contemplaría socavar márgenes de costanera o eliminar islas para generar un cauce más ancho y/o profundo. Sea cual sea la idea, no hay mayores detalles ni tampoco hubo consultas sobre estos trabajos que prometen comenzar en octubre.
Por supuesto la única zona costera fuera de cualquier posibilidad de intervención son aquellas conocidas cuadras del barrio Palermo en donde el acceso público al río ha sido restringido ilegalmente por propiedades privadas.
"Hoy, el Estado tiene todo un aparato que le permite, perfectamente, hacer difusión de manera muy rápida, efectiva", dice el abogado y doctor en Comunicación Daniel Koci. Sin embargo, los Estados siguen destinando dinero a los medios para difundir los actos de gobierno. ¿Por qué? La historia, acá.