El municipio ya había borrado otro mural por

Sucedió a principios de marzo de 2024. Se trata de la obra que había pintado Carolina Martínez en el playón deportivo del barrio Malvinas Argentinas en homenaje al excombatiente Norberto Delfín Güizzo. Hace apenas semanas, las autoridades locales borraron un trabajo del artista Raúl Olcelli en el Centro de Gestión Ambiental.

Era el viernes 8 de agosto cuando al artista Raúl Olcelli le sonó el celular y atendió.

—Me llamaron en nombre del intendente para decirme que lamentaban mucho lo sucedido, dado que fue un gran error, un malentendido —dice.

El día antes, el jueves 7, se enteró, por su hija, que el mural que había pintado durante casi un mes en el Centro de Gestión Ambiental, inaugurado el 29 de agosto de 2023, estaba todo tapado. Con las horas se enteró que la Municipalidad de Villa María había tomado la decisión, ya hacía unas dos semanas, de cubrir con pintura blanca la obra.

—Yo, realmente, estaba mal ese día —recuerda sobre el día después del gran error, del malentendido.

El hombre que lo llamó, le pidió disculpas y él, que se las aceptó, le explicó también que si bien entendía que era posible que se estuviera deteriorando —hace menos de un año había ido hasta el Centro de Gestión Ambiental y visto que había partes descascaradas—, el procedimiento debería haber sido otro. Le dijo que seguía sosteniendo cada una y todas las palabras que ya había escrito en sus redes, que había dicho en entrevistas.

El hombre que lo llamó lo escuchó y, después, le ofreció que vuelva a pintar el mural, esa pared de unos setenta u ochenta metros de largo por uno ochenta de alto. Le ofreció un equipo para que él dirija. Le puso todo a disposición. Y le dijo que lo piense.

—Sinceramente, no tengo ganas. El daño ya está hecho. Yo pinté ese mural en mis vacaciones. Yo no me tomé vacaciones para descansar: yo me tomé vacaciones para trabajar. Me tendría que volver a tomar vacaciones para volver a trabajar sobre una cosa que me destruyeron. Es una cosa totalmente inadmisible. Distinto sería si, por ejemplo, fuera un cuadro, un cuadro grande expuesto en tal lado. Al cuadro lo descuelgo, me lo traigo a casa, voy trabajando, se puede restaurar.

 

Distinto —y tan similar— fue aquel otro gran error, o malentendido, de la Municipalidad de Villa María.

El 27 de mayo de 2022, en el playón deportivo de barrio Malvinas Argentinas se inauguró un mural en homenaje al cabo principal Norberto Delfín Güizzo, que murió el 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de Malvinas, cuando el submarino nuclear británico HMS Conqueror atacó al ARA General Belgrano y lo hundió.

En la inauguración estuvieron familiares de Güizzo. Por ejemplo, su esposa.

 

—Sí. Lo borraron todo —dice la esposa, Liliana Castoldi, por teléfono, la siesta del lunes 11 de agosto.

El Municipio cubrió toda la pared con pintura gris.

—Mi hijo vivía al frente. Se fue enseguida a hablar con la Municipalidad —sigue ella.

Además, se refiere a la impotencia que sintió toda la familia.

—Lamentablemente no se tiene en cuenta el valor que tiene para nosotros, para la ciudad, para todos.

El hijo se llama Mauricio Güizzo y la siesta del domingo 10 de agosto atiende el teléfono. Primero dice que fue «pintado» porque lo habían vandalizado con aerosol. Después, cuando le pregunto más, cuando intento averiguar por qué lo cubrieron completo, evita responder.

—Llamame mañana, porque hoy es domingo.

Después, me pregunta si yo ya he hablado con Marcos Bovo, el secretario de Gobierno, Cultura y Relaciones Institucionales de la ciudad. Le respondo que no. Me pregunto por qué debería haber hablado con él primero. Después, al día siguiente, Güizzo no atiende.

 

Este error, en una pared de seis metros de ancho por uno cincuenta de alto, se cometió a principios de marzo de 2024, a meses de la asunción del nuevo gobierno, del actual gobierno municipal. Desde lo que sería en abril el Museo Malvinas llamaron a la artista Carolina Martínez, que lo había pintado, se disculparon y le preguntaron si lo podía pintar otra vez. La artista, entonces, volvió a pintar un mural que había pintado hacía casi dos años y que, además, ya había restaurado una vez.

 

Raúl Olcelli piensa qué significa volver a pintar lo mismo en un mismo lugar.

—Significa volver a transitar, lo mismo, tal cual hace dos años. No tiene sentido. Yo no podría —dice sobre la propuesta que le hicieron.

Y recuerda esos días: unos doce quilómetros para ir hasta el Centro de Gestión Ambiental y otros doce para volver. Recuerda los almuerzos que preparaba para comer allá. Recuerda cuando comenzaba a anochecer y tenía que limpiar los pinceles, tapar las pinturas, guardar las pinturas y mirar el trabajo de ese día para pensar en el del día siguiente. Así, durante casi un mes. 

—Volver a repetir lo mismo es mucho sacrificio.

Recuerda, incluso, que cuando terminó tuvo neumonía.

—Soy delicado de los bronquios y ahí respiré muchísima tierra, humo de los incendios y las sales que venían de la laguna Mar Chiquita. 

Piensa también que, de hacerlo de nuevo, no lo haría bien. Si alguien se propone, dice, él le entrega los bocetos.

—Y, ¿viste cuando se dice que «Las segundas partes nunca fueron buenas»? Bueno —dice y no dice mucho más.

 

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