Más sueños cumplidos

Cooperativa Horizonte adjudicó cinco viviendas en un emotivo acto que se desarrolló en el hotel Le Parc.

Nota empresarial

 

—A la cooperativa entré porque una amiga necesitaba vender el plan y yo dije: 'Bueno, voy aportando lo que puedo, cuando puedo'.

La que habla es una mujer que está con su hijo en un salón de un hotel del centro de Villa María, donde acaba de convertirse en la adjudicataria de una vivienda económica «Tipología C» en lote propio, gracias a Cooperativa Horizonte, donde vivirá con el pequeño y su pareja. Se llama Fabiana Cazzaniga y cuenta que hace poco tuvo la posibilidad de comprar un terreno.

Lo demás consistió en presentarse, por primera vez, a una adjudicación; en este caso, a la de este viernes 4 de julio, que comenzó hace un rato, a las ocho de la noche en el hotel Le Parc.

—Y ahora tengo la casa. No lo puedo creer. Estoy muy contenta —dice después, cuando ya se han conocido todos los adjudicatarios, y le agradece el asesoramiento del equipo de la cooperativa.

 

Son veintidós las familias las que se han anotado para este acto de adjudicación de cinco viviendas: una básica Tipología D construida en Villa Tranquila, dos económicas Tipología C en barrio Industrial y otras dos, también económicas Tipología C, en lote propio.

Marina Alaniz, la coordinadora de la cooperativa, fue la encargada de introducir el acto: de explicar lo que iba a suceder. Y luego, tras algunos minutos, llegó el momento que todos estaban esperando, se conocieron los nombres: además de Fabiana, festejaron y se emocionaron Jorge Demarchi, Guillermo Beso, Julián Pons y Ruth Valle.

Demarchi es el adjudicatario de la casa en Villa Tranquila y es socio de Horizonte desde hace unos cinco años.

—El equipo te ayuda, te escucha. Estoy muy agradecido por la paciencia. Superó toda esta cooperativa, todas las vicisitudes de este país. Hay una idea firme —comenta él.

 

Alaniz, con ocho años en la cooperativa, también tiene cosas para decir.

—Nunca me dejo de sorprender. Acá conocemos a todos los socios. No son números para nosotros. Son personas —dice y cuenta que, cuando adjudican, sienten la misma alegría que las familias.

Después, habla del sistema de la cooperativa y destaca su accesibilidad.

—Acá el que quiere tener su casa puede venir únicamente con el DNI y aportar lo que pueda: no le pedimos recibo de sueldo, no le pedimos garantía, no tiene que hacer entregas. Es solamente quererlo, soñarlo, desearlo —sigue y aclara que se trata, sin embargo, de un proceso largo, de un trabajo «de hormiga».

Ella, que ha estado conversando con las familias, menciona que los adjudicatarios no tienen que haber abonado el cien por ciento de la casa.

—Los socios que han adjudicado hoy tienen pago el treinta por ciento. Y el resto lo van a pagar viviendo dentro de la casa a un valor similar al alquiler o, en muchos casos, menor.

En otro plano, comenta de qué modo es la adjudicación de las viviendas. No se trata de un sorteo o una licitación. Es, en cambio, por orden de mérito.

—Por ser buenos socios la cooperativa nos premia con puntos. Nosotros competimos por puntos, por ser cumplidores, por cada mes de antigüedad que tenemos en la cooperativa, nos premia también el esfuerzo. Todo eso suma.

Y, por último, vuelve a destacar el vínculo con los socios.

—Somos uno más en su vida. Nos conocemos, los acompañamos. Se casan, vemos nacimientos, cómo crecen sus hijos. Todo lo que les va pasando lo sabemos y vivimos con ellos.

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