Bomberos ya tienen una ambulancia nueva

—Sí, mucho —dice Dante Roganti.
Chomba azul con cuello rojo, jean y zapatillas, el presidente de Bomberos Voluntarios dice que sí, que mucho, que tienen —promedio— diez salidas diarias de ambulancia. Y habla de las motos.
—Son nuestros principales y bien encomillados clientes.
Los números dicen lo siguiente: el 85 por ciento de los siniestros involucran a una moto.
Entonces, una proyección diría que 70 salidas a la semana, 280 al mes, 3.360 al año.

Son casi las diez y media de la mañana y en el cuartel un hombre se sube a una ambulancia, la enciende y la estaciona. Se baja y le abre esta puerta, la otra puerta, aquella otra también, para que la nueva adquisición se mire por fuera, por dentro, por todas partes.
—Es un vehículo de última generación. Vino completamente equipada; a partir de este momento está lista para salir —dice Roganti.
Hubo que poner 50 mil dólares: treinta mil los subsidió la provincia a través de una gestión del municipio de Villa María. El resto cómo costó. Lo recaudaron con lo que el jefe de Bomberos, Gustavo Nicola, llama «recursos genuinos»: campañas solidarias, venta de comida, capacitaciones, prevención.
La ambulancia ya está inscripta en el Registro de Unidades de Gestión de Prestaciones de Salud (RUGePreSa) y es igual a las tres que tienen.
—Es operativa.
La palabra «operativa» dice poco pero tan poco que Roganti trata de explicar y dice fiable, confiable, cómoda. Y sobre todo equipada de fábrica: el paramédico Daniel Taberna dice que viene con oxígeno, camillas de todo tipo —rígida, pala—, cajas con medicamentos, silla de ruedas, desfibrilador, inmovilizador.
La compraron en China porque los impuestos son menos. Roganti dice después que habría que rever lo que sucede en la industria nacional: porque en el país se hacen las mismas y sin embargo no hay forma de pagarlas; cuestan tanto más: unos 80 mil dólares.
—Qué lindo sería que vengan así, desgravadas.

Se habla de reestructuraciones.
—Bomberos de Villa María gasta por mes entre cinco y seis millones de pesos, solamente en combustible y seguros. Estamos viendo cómo nos organizamos para seguir prestando los servicios porque no podemos inventar ni tampoco hacer cosas a medias: no podemos apagar medio incendio —dice Roganti—. La gente que genera gran parte de los recursos de nuestra institución son nuestros propios bomberos y están cansados.
Nicola coincide y explica que ya ha estado conversando con el secretario de Gobierno, Cultura y Relaciones Institucionales local, Marcos Bovo —se han estado reuniendo hasta dos veces por semana en las últimas semanas— para que disminuyan las intervenciones de Bomberos en casos como descomposturas.
—No nos alcanzan los tiempos —dice el jefe.
Porque ahora, por ejemplo, mientras se presenta la ambulancia, hay unos quince bomberos que han pedido permiso en sus trabajos para trabajar como bomberos: algunos andan en el cuartel haciendo guardia y otros andan en algún barrio y hasta andan en el Aeropuerto Regional donde está por hacerse el vuelo inaugural que reactiva la ruta comercial entre la ciudad y Aeroparque.

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