Sociedad

La noche de golpe: llegó la tormenta a Ucacha y dejó destrozos

En la localidad del departamento Juárez Célman, este jueves 27 de marzo un fuerte temporal arrancó árboles, destruyó galpones, abolló autos e inundó casas.

Era el mediodía del jueves 27 de marzo. Pero podrían haber sido las últimas horas de ese jueves.

—Estaba el cielo oscuro. Se había puesto de noche de golpe —dice un día después en Ucacha, un pueblo de seis mil habitantes del departamento Juárez Celman, en Córdoba, donde vive.

Yasmín, treinta años, licenciada en Trabajo Social, entraba a trabajar a las dos de la tarde en Carola Andrés, una fundación que trabaja, como describe el perfil de Instagram, «para fomentar proyectos de desarrollo comunitario que promuevan la inclusión social y la participación ciudadana» de personas con discapacidad.

Sin embargo, ni ella ni las personas que van al taller ni la persona que maneja el vehículo que las pasa a buscar para llevarlas a la fundación salieron de sus casas.

A la una y cuarto empezó a llover y enseguida se cortó la luz.

Faltaba todavía: les quedaba una hora y media de agua con piedra —que cayó durante media hora—, con viento, mucho viento.

—Cayeron setenta milímetros en un rato —recuerda ahora ella que, dice, nunca vio algo así.

Tiene dos perros y una, como tantas mascotas en el pueblo, se escapó por el ruido de la piedra.

—Las piedras primero eran chiquitas, pero después eran como canicas, bochines, de ese tamaño.

Salió a buscarla y no la encontró. Una hora y media después, cuando terminó la tormenta, la perra volvió a la casa donde ya, por ejemplo, en una galería el viento y el agua y la piedra se habían arremolinado y golpeado y roto el vidrio de una puerta ventana.

—Mal que mal son pequeños datos materiales que tienen solución —dice y cuenta que también la piedra le dañó un mosquitero, dos de las tres lámparas solares que tiene en el patio, donde no le quedó ninguna de las plantas de anquito que había sembrado.

Su casa queda en el centro, donde la tormenta, si bien fue fuerte, no lo fue tanto como en el sur.

—Mis viejos tenían agua en toda la casa, hasta en las piezas.

En la casa de una de sus amigas, que vive en un barrio que se inunda con frecuencia, el agua le llegaba, en el patio, a las rodillas.

En una estación de servicio que está a la entrada de Ucacha, también en el sur, se rompieron cristales, un televisor.

—La pasaron bastante peor.

Peor es, además, el vuelco de camiones y los autos abollados y sin patentes, los árboles arrancados, la destrucción de galpones.

Terminó la lluvia, el viento, la piedra.

Ella, como tantos, salió a limpiar.

A las cinco de la tarde volvió la luz.