Este jueves 23 de enero desde las 21, Gaspar Benegas, guitarrista y cantante de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado —la banda que acompaña al Indio Solari— y de La Mono, brindará un show acústico en Me Matan Limón, Villa Nueva.
Compartir:
Él hará eso que hizo tanto su madre, María José Cantilo: subirse al escenario solo, solo con la guitarra.
—Tenía una deuda pendiente con este tipo de shows. Es algo que empecé a hacer el año pasado. Y me gusta enfrentar esta situación —dice.
Él es alguien que está acostumbrado a muchos músicos, muchos equipos de guitarra, muchos pedales, mucha gente: a mucho.
—Uno está más expuesto, más vulnerable —sigue diciendo él, alguien que está acostumbrado a subirse a un escenario y tocar y cantar ante cuarenta, cincuenta, sesenta mil personas —ante miles— y que ahora lo hará ante bastantes menos —ante unos pocos cientos—.
Este jueves 23 de enero, Gaspar Benegas, guitarrista y cantante de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado —la banda que acompaña al Indio Solari— y de La Mono, estará más expuesto, más vulnerable: esa noche, a eso de las nueve, saldrá al escenario de Me Matan Limón, en Villa Nueva, solo, solo con la guitarra, donde lo estarán esperando unos doscientos, no más.
Entonces, más expuesto y más vulnerable es la forma en la que habla de este show, que será acústico.
—Hay una conexión emocional distinta: puedo escuchar al público, lo que me dice, lo que canta.
Será acústico —¿íntimo?— y será lo que tenga que ser con temas del Indio y los Redondos, con esas canciones que, dice, resisten cualquier formato.
Tal vez dependa de Gaspar Benegas.
Tal vez dependa de los demás.
Tal vez dependa de todos.
O no: tal vez no dependa de nadie porque a veces solo sucede. A veces alguien canta y alguien escucha, y algo aparece entre ese que canta y ese que escucha, y eso que aparece puede ser un remanso, un secreto, algo exquisito, algo que necesita silencio, pero también puede ser algo que lacera, que avanza como un alud, que necesita contarse cantarse gritarse.
—Pasa de ser un fogón a ser un show de estadio —dice y dice que se pasa de una cosa a otra en dos minutos.
Este jueves 23 de enero, Gaspar Benegas verá qué sucede: si el fogón, si el show de estadio, si una cosa o la otra, si ambas.
—Me gusta tocar temas en inglés que no hago nunca.
Puede suceder que salga con alguna de Jimi Hendrix, ese flaco de Seattle, Estados Unidos, que creció tan rápido con la guitarra en las manos y que se hizo grande enorme inmenso tan rápido y que se fue tan rápido también, a los veintisiete.
—Me identifico con los guitarristas —dice, él que con unos doce, en algún jam de blues, tocó con Pappo.
Por eso Hendrix. Por eso, además, B. B. King, aquel hombre todo blues.
Gaspar Benegas, cuarenta y siete años cumplidos el siete de enero, empezó con el piano, sin embargo.
—Estudié música de manera un poco más ortodoxa, cuando era muy chico, de los ocho a los once.
Después se pasó a la guitarra y cambió la manera: allá fue él, autodidacta, aprendiendo de oído. Siguió y eso que aprendió lo trasladó a otros instrumentos: al bajo, a la batería.
—Me gustaría hacer un disco tocando todos los instrumentos.
Le gustaría porque le gustan esos discos de quienes ya lo han hecho, de Prince, de Lenny Kravitz.
—Es mi sueño. Algún día lo voy a cumplir.
Mientras, el piano otra vez. El sábado 9 de noviembre de 2024 participó en el Segundo Festival Bonaerense de Poesía que se hizo en la Sala Ginastera del Teatro Argentino, en La Plata, donde se homenajeó al Indio Solari. Tocó con un octeto de cuerdas y en uno de los temas se dio el gusto: tocó un piano de cola.
—Me sentí Elton John por un momento —recuerda.
Hace una pausa, breve.
—O Lerner —dice y ríe con una risa breve, corta, precaria.
Con La Mono, banda que formó en 2015 e integra junto a Lucas Argomedo —en bajo y coros— y Ramiro López Naguil —en batería—, intenta escribir, aunque se sienta intimidado por los que llama «los grandes».
—No tengo nada que decirle al mundo —dice, pero dice también que las canciones pueden no decir nada y significar mucho y para muchos pueden tomar distintos significados: de hecho, hay gente que tiene letras suyas tatuadas.
El Indio Solari y el flaco Spinetta son los únicos dos nombres que menciona cuando habla de letristas. Pero piensa en otros: sin nombrarlos, habla de los del rock, de los del folklore, de los del tango.
Es lunes 20 de enero y Gaspar Benegas está de vacaciones en El Bolsón, provincia de Río Negro, donde nació. Ya se está por ir y dice que ve humo: de un lado, un incendio en Epuyén y, del otro, el de un incendio en Bariloche.
—No llueve hace un montón. Los bomberos no dan abasto. Hay muchas cosas que se pueden hacer, pero primero hay que tomar conciencia. Es algo que está empeorando cada año y ya es difícil pedir ayuda. Tenés incendios en el norte de país, tenés incendios en Estados Unidos.
Dice que no le gusta hablar de política en las canciones. Sí le gusta, en cambio, hacerlo como ciudadano, como persona.
«Gobiernos!/ Están en la lona!/ No toda la gente tiene la cabeza tan echa de goma!/ Gobiernos!/ La tele no alcanza/ ni las elecciones/ ni la burocracia te tapa la transa», ha cantado Hernán “El Cabra” de Vega, de Las Manos de Filippi, ese grupo que canta —cuenta— la coyuntura y donde Gaspar Benegas —al que no le gusta hablar de política en las canciones— tocó la guitarra durante diez años: diez.
—Las letras son buenísimas. Tienen una lírica que se mete con la actualidad. Está bueno porque ahí la música sirve como una crónica del momento.
Él, sin embargo, prefiere otras.
—Cosas como más existenciales, atemporales, que el sentido sea más metafórico y más subliminal, no tan explícito.
En el primer disco de La Mono, «Experimento», de 2016, hay un tema de que se llama «De tu mano» y dice: «Quise darte una vida mejor/ tuve que enterrar mi pasado de horror/ Si te traje a las calles del mal/ debo caminar de tu mano siempre/ sin dejarte…/ Sigo por vos me adelanto por vos/ Como haría un padre».
—Esa canción le gusta a mucha gente porque es genuina, honesta. No tiene mucha pretensión lírica. Es bastante directa y esas cosas a veces funcionan.
De todos modos, Gaspar Benegas insiste: no quiere caer en los clichés del rock.
—Las temáticas de las canciones siempre son parecidas, hablan del amor o de la muerte, de la guerra. Yo trato de salir de eso y por eso es que me cuesta hacer letras.
El amor o la muerte o la guerra: quizá se cante sobre lo mismo o lo parecido porque quizá no haya demasiados temas. Quizá no quede otra. Quizá haya que seguir intentando con los mismos temas porque de eso se trata, de lo que hacen todos: de buscarle —y encontrar, con suerte— una voz a esos temas, la propia voz.
La historia pone el foco en La Zurda y Yonatan, dos jóvenes marginales que sueñan con llevar al éxito a su banda de cuarteto. Una noche, ambos se ven involucrados en un crimen que no cometieron y se fugan, convencidos de que por su condición social serán condenados de inmediato.
Dirigida por el maestro Lucas Leguizamón, presentó el espectáculo «Comunión tanguera». Con María Eugenia Lauría y Germán Grossi como cantantes, repasaron diferentes estilos del tango. Fue este domingo.
La gente podrá disfrutar del espectáculo del Trío Mal de Amores a cambio de útiles escolares que serán destinados a la escuela Deán Gregorio Funes de Arroyo Algodón.