Del ruido al silencio: taparon los pozos de Eddie Burgers en la Costanera

Tras las críticas masivas en redes sociales, parecen haber dado marcha atrás al proyecto privado que buscaba instalar una plataforma de cemento y escenario en la bajada Mendoza.

La historia comenzó como una simple concesión municipal a la firma gastronómica Eddie Burgers. La marca que ocupa el ex Fratondi, donde alguna vez funcionó un parador de verano en la bajada Mendoza, terminó abriendo un debate mucho más grande: ¿hasta dónde puede avanzar el uso privado sobre el espacio público?

 

Todo estalló con un reel publicado por la propia empresa. En el video, Eddie Burgers anunciaba con promesa exclusiva el nacimiento de «Eddie Sunset», un supuesto nuevo espacio frente al río, con cócteles, bandas en vivo y una gran plataforma de cemento pensada para que la gente pueda bailar y “no se complique con el tema del pasto”. Ese comentario no pasó desapercibido ni entre los vecinos ni en las redes sociales, donde los comentarios críticos se multiplicaron en minutos.

Las reacciones fueron tan adversas que primero se bloquearon los comentarios y luego se eliminó la publicación completa.

 

Hasta ese momento, el Municipio había guardado silencio. La primera comunicación oficial llegó recién después de la polémica, con una gacetilla en la que se afirmaba que en el lugar se construirían baños públicos. Sin embargo, quienes transitan habitualmente la zona ya habían visto semanas antes algo muy distinto: una docena de grandes pozos con cañerías y encofrados, listos para recibir hormigón. Todo indicaba la instalación de una estructura importante, no precisamente un sanitario.

 

Vale recordar que, con mucho entusiasmo, el intendente Eduardo Acastello le dio inauguración a esta flamante hamburguesería de nombre Eddie Burgers, a quien le deseó muchísima proyección y «buenos negocios» el día de su apertura.

 

El giro vino después, cuando desde el Municipio negaron que allí fuera a funcionar «Eddie Sunset» y aseguraron que la empresa no tiene autorización para ese anuncio sobre la vera del río. Pero mientras las versiones oficiales se acomodaban, la obra iba camino a desaparecer.

En los últimos días, los huecos fueron tapados, las montañas de tierra removidas y las cintas naranjas que marcaban el perímetro de obra, retiradas.

 

La secuencia deja un sabor amargo. No solo por la aparente contradicción entre los hechos y las declaraciones oficiales, sino por la opacidad con la que se maneja el espacio público.

 

Dio la sensación de que esta situación —llamémosle intento de atropello al espacio público con garantías del Estado— no fue un error. Eddie Burger podría haberlo desmentido. Nadie publica un render ni un anuncio de tal envergadura sin que las partes estén de acuerdo, y menos cuando desde el inicio hubo un aceitado vínculo entre Eddie Burgers y la Municipalidad, algo que ya se había hecho evidente desde la propia inauguración del local. Desde ese lugar, lo sucedido despierta aún más interrogantes.

 

Da la sensación de que si pasaba, pasaba. Algunos medios le dieron tratamiento, mientras que la gran mayoría se limitó a reproducir el comunicado oficial que el Municipio hizo circular entre ciertas redacciones.

El gran mérito de que esto quizá no avance es de la gente, de los y las villamarienses que entendieron que no se necesitaba un sunset, sino el cuidado del espacio público.

También desde la Municipalidad se expresó que la zona tenía problemas de convivencia, que había personas con consumos problemáticos, que en ocasiones se desnudaban y que las familias pedían un cambio. Pero, evidentemente, el cambio no era entregarle ese espacio a un privado, sino atender esas situaciones puntuales.

Fundamentalmente porque la ciudad cuenta cada vez con más fuerzas de seguridad disponibles para intervenir en casos puntuales y concretos, sin necesidad de transformar un bien común en un negocio.

 

Primero se anuncia un evento privado en un área pública; luego se habla de baños; después se desmiente todo y, finalmente, se borra el rastro. Incluso, el intendente Accastello, en una entrevista en la que fue consultado por la polémica dijo: «No hay polémica».

 

La gran triunfante es la gente.

Fueron los vecinos y vecinas quienes le dieron marcha atrás a este proyecto y obligaron a que hoy, en ese espacio público, no quede ni rastro de lo que había.

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