Los condenaron por tener marihuana y cocaína: dos quedaron en libertad y dos en la cárcel

Durante el juicio, casi todos los imputados estuvieron conectados por videoconferencia desde el Establecimiento Penitenciario N°5 de la ciudad.

A Danilo Gonzalo Pérez le dicen “Tato”, tiene treinta y dos años, es villamariense y ha trabajado como panadero. A Teobaldo Narciso Fusteni no le dicen de ninguna manera, tiene veintiséis, también es de Villa María y es maestro mayor de obra.
A Javier Sebastián Marino le dicen “Chuky”, tiene cuarenta, es de Bell Ville y trabaja como plomero. Los tres, ayer, estuvieron conectados por videoconferencia desde el Establecimiento Penitenciario N°5 de la ciudad durante el juicio que se desarrolló en Tribunales. Ella, Jennifer Milagros Marino, su hija de diecinueve, nacida en Villa María y ama de casa, en cambio, compareció —porque está libre— en la Cámara del Crimen.

A Pérez (defendido por Ivana Castoldi) y Fusteni (defendido por Diego Julián) los juzgaron por un hecho que no se sabe bien cuándo ocurrió: dicen que después de junio de 2023. Por aquellas semanas, en el barrio Los Olmos de Villa Nueva, los detuvieron con marihuana y cocaína. Los dos estaban presos desde el siete de julio de ese año.
Este miércoles, la jueza Eve Flores los condenó a ambos por tenencia simple de estupefacientes. A Pérez le dieron tres años de prisión condicional —y se ordenó su libertad— y Fusteni, reincidente, se llevó tres años efectivos.
A Jennifer (defendida por Florencia Vottero), presa desde el catorce de julio de 2023, y Javier Marino (defendido por Leonel Gómez), preso desde el dieciocho de ese mes, los juzgaron por un hecho que sí es preciso: sucedió el siete de julio del veintitrés, también en Los Olmos de Villa Nueva. Los detuvieron por tener marihuana. A los dos también los condenaron por tenencia: ella se llevó tres años condicionales y su padre tres años y dos meses efectivos.

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